desde algo como tu balcón
parecería habérsele olvidado
a las yemas de mis horas
parecería habérsele ocurrido
a cualquier ruiseñor
que hilvana
sonrisas inexplicables
en los atardeceres más coloridos
de cualquier buena intención
sentarse sería el menor de los pesares
sentarse parecería habérsele enviado
desde los pétalos de un romance inevitable
a los pasos más prófugos
de la certeza de cualquier madrugado
desamor
pues repetirían que cualquier espera
como ésta
tendría las mismas palpitaciones
que tendría una despavorida tarde húmeda
de rasgos inevitables
de buscarse a tientas entre una oscuridad
y una imaginación
de notas intachables entre
unas cuerdas tristes mías
y unos pisotones intransigentes de tu brazo
en nuestra afinación
sentarse a esperar
parecería habérsele ocurrido
a las melodías de tu enjambre
parecería habérsele metido entre las cejas
a cualquier testarudo viejo tronco
que ya desvaneció
decirle a un simple hojarasca
que una sonrisa insaciable es la clave
entre dos
pero más afortunadamente
parecería habérsele suscitado
a aquella brisa impenetrable de una vida
amarga
recoger de almas tomadas a aquel
simple hojarasca
y depositarlo sin explicación alguna
a sentarse esperar el día
desde algo como tu balcón
-Gabriel Seijo

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